Bogomil Rainov de la literatura búlgara

Alejandro Cernuda



Estábamos en una conferencia en la biblioteca de Cienfuegos. El académico búlgaro hablaba de Vargas Llosa, desde un punto de vista hipercrítico: las posiciones políticas, el desacierto de algunos libros menores, algo de fórmula a la hora de escribir, inexactitud en los argumentos históricos.

En el académico contrapunteaba su perfecto español con un tono casi inaudible. Sus posiciones éticas eran opuestas a las del escritor peruano, pero no podía esconder su admiración y a cada rato redundaba sobre un mismo bocadillo. No estoy diciendo que no sepa escribir… Tampoco cuestionó la entrega del premio Nobel, no como se hizo aquel diciembre en los medios de prensa.

Había un señor a mi lado en la conferencia. Varias veces tuve que servir de intermediario para ayudarlo a entender qué decía aquel búlgaro inaudible. Luego de las palabras finales y en medio del ritual de las firmas de libros y comentarios de sobremesa –había café en un extremo de la sala-, este viejo se acercó al académico y con discreción le preguntó algo.

Hubo una especie de interconexión entre ellos, una pausa y luego se dieron la mano. Nadie supo en ese momento de qué hablaban y yo lo pude saber a la salida de la biblioteca. Le pregunté si había conocido a Bogomil Rainov, me dijo el viejo, me he leído todos sus libros.

Foto de Bogomil Rainov

Bogomil Rainov. Autor búlgaro.

Asumo que con la expresión “todos sus libros” se refiera a las novelas de espionaje publicadas en Cuba, en los años que el realismo socialista era la opción mayoritaria en librerías, no al teatro, la poesía o los ensayos. Pero este simple detalle, aunque falto de exactitud –imagino- me hizo comprender aquel pequeño intervalo melancólico entre ellos. Bogomil era mi amigo. Murió hace unos años, le dijo el académico.

Las novelas de espionaje de Bogomil Rainov

Rainov había descubierto un nicho sin explotación dentro del género negro. Tal vez el único modo de hacerlo en consonancia con los cánones occidentales. El realismo socialista tenía prejuicios contra el individualismo y por ende contra cualquier personaje que descollara por encima de las instituciones. Era su regla.

Emil Boev, el personaje principal de las novelas de Rainov, al encontrarse en la situación especial de infiltrado entre el enemigo, actuaba, por fuerza, solo, en situaciones donde sus compañeros no podían hacer nada por él. Esto lo convirtió en un personaje exitoso y a Bogomil Rainov en uno de los autores más vendidos del extinto campo socialista y por supuesto, de la literatura búlgara, pero no sólo esto. Es imposible presentar un personaje en una situación verosímil, en tales condiciones, si a la vez no se humaniza la contrapartida.

El saldo fue que, sin poder negarlo, las novelas del escritor búlgaro se alejaron un poco de los preceptos del realismo socialista e hicieron más evidente y legítima, su relación con el tipo de literatura que se hacía en occidente.

El gran aburrimiento

Portada de la edición rusa de El gran aburrimiento. 1973

Emil Boev lucha en situaciones adversas, es un viejo lobo y por tanto le va con cierto desgano a la esperanza. Trabaja en seco, sin un exceso de demagogia ni alardes. Se mueve por distintos países, lo que le da a la novela un carácter romántico de inapreciable valor respecto a la literatura que se hacía en los países socialistas.

Guarda –Emil- como en un iceberg, el conocimiento profundo de la psicología y las técnicas de espionaje. Es un tanto solitario y melancólico, encantador para las mujeres, y quienes desconfían de él lo respetan. Nada más parecido a James Bond y a la vez distinto.

Como a aquel viejo, mi compañero en la conferencia, por muchos años me pareció un misterio la desaparición de Bogomil Rainov, como si él mismo fuera un personaje más de sus novelas de espionaje. Tal vez sus cargos dentro de las organizaciones culturales y políticas o el exceso de crítica contra el realismo socialista, una corriente que aún no ha sido valorada en su justa medida, en todo caso, a la que perteneció y no, le depararon el destino de sus títulos: El gran aburrimiento, El señor nadie. Murió en el año 2007 y aún sigue muerto.

Novela. Morir sólo en caso extremo.

Bogomil Rainov. Morir solo en caso extremo. Portada.

Obras de Bogomil Rainov

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