Ay Duchamp, ella ya no tiene el culo caliente

Alejandro Cernuda



La Mona Lisa de Marcel Duchamp se puede contemplar hoy en el Museo Nacional de Arte de París. El nombre de la obra L.H.O.O.Q es un homófono de la palabra inglesa Look y a su vez un alógrafo de la frase en francés "Elle a chaud au cul" (ella tiene el culo caliente). Si no permite que le asusten los términos gramaticales o la irreverencia el observador podrá entonces juzgar la obra con mejor sentido crítico.

No fue el pintor francés el primero en ponerle bigotes a la obra de Da Vinci y claro que tampoco el último. Hoy se reconocen casi doscientas variaciones de este tema. Eso sí, la hecha por Duchamp en 1919 es la más famosa de todas.

La obra no deja de ser curiosa ni siquiera en su presentación al público, pues se conoció primero la reproducción que hizo Francis Picabia para su revista 391, nacida en Barcelona, que el original expuesto hoy en el museo.

Marcel Duchamp. Mona Lisa

L.H.O.O.Q. Mona Lisa de Marcel Duchamp

El partido comunista es el propietario de la obra

No escapa también a la controversia el devenir de la obra, pues se cuenta que no es una sola y que la primera de todas se encuentra en manos privadas. La que podemos ver en el Centro Pompidou, se piensa que es la segunda reproducción, de las seis que se sospecha que existen. Esta copia pertenece al Partido Comunista Francés, luego de que se la donara el poeta Luis Aragón, quien la obtuvo del propio autor. Esta Mona Lisa con bigotes se encuentra cedida al museo por 99 años.

No escapó a los cazadores de símbolos este regalo de esta pintura, hecho por Luis Aragón en 1978 al partido comunista, en particular a Georges Marchais, quien por esa época ejercía como secretario general. Se quiso ver en el gesto del poeta una crítica al partido, una petición de vuelta a la irreverencia de los años de lucha. Otros entendieron que el hombre, desilusionado de todo, incluso de la poesía, se aferraba al comunismo profesado desde su juventud. Nadie sabe...

La Mona Lisa con bigotes de Duchamp quedará para llenarnos de incógnitas y curiosidades, más allá del movimiento Dadaísta o del Ready-made. No se ponen de acuerdo los estudiosos de Leonardo, pues algún que otro acusa a su famosa obra de ser hombre y no mujer. Tal ocurre con la presente. Hay quienes dicen que es el propio autor disfrazado de mujer, pues de mujer ya se había hecho retratar por Man Ray.

Rrose Sélavy. Man Ray

Rrose Sélavy. Personaje ficticio inventado por Marcel Duchamp se hace retratar por Man Ray

El Urinario de Marcel Duchamp

No hay un urinario más famoso que aquel presentado por un tal R. Mutt, para competencia y posterior exposición organizada por el Grand Museo de Nueva York en el año 1917. La historia es harto conocida. Había en el jurado de dicho evento un joven artista más o menos famoso por aquella época: Marcel Duchamp.

Se supo al fin que él era también R. Mutt, y abandonó su puesto en el jurado cuando por gran mayoría el inodoro fue retirado de la competencia. Fue este el embrión de lo que hoy conocemos como arte conceptual, de muchas controversias filosóficas y también el nacimiento de una de las obras contra las que más se ha atentado. Hay que entender algo importante del arte conceptual antes de continuar.  

El inodoro de Duchamp, al que Pierre Pinoncelli quiso darle mejor uso, no es un solo objeto físico, él firmó muchos por encargo. Es un concepto, como las latas Campbell de Warhol, tampoco es algo nuevo, sino su descripción, pues tan profundo como se puede ir en este concepto, cada libro que encierra una obra literaria, es arte conceptual, en tanto la idea es más importante y única, plasmada a través de varios objetos físicos que la reproducen.

Si seguimos por ese camino no sabría decir qué es un Stradivarius. Irrepetible y repetido, tan poderoso al ser un continente único capaz de contener las grandes ideas musicales... O qué pasaría con el pedigrí artístico de uno de esos blancos urinarios si de repente entrara al museo la yegua del Gran Kan de Mongolia y meara en él. Sería de repente único e irrepetible. 

El caso es que con razón el mingitorio de Duchamp fue elegida como la obra más influyente del siglo pasado, a partir de una encuesta realizada a más de 500 críticos de chupa y levita; pues lo cierto de nuestros tiempos pasados en una revisión frenética de los conceptos. Duchamp, quien pese a su nombre escogió un urinario, es radical, pero cae en su propia trampa a costa de hacernos reflexionar.

Urinario. Duchamp

Urinario de Marcel Duchamp. Firmado com R.Mutt. Foto de Alfred Stieglitz. 1917.

La obra de R. Mutt nunca tuvo aceptación, la de él sí, pero no porque fuera famoso, como muchos piensan, sino porque este urinario está unido al concepto de ready-made, enunciado y bien defendido por el joven Marcel. He ahí el centro del arte conceptual, su necesidad de aliarse con un concepto que no es la idea en sí tras el objeto físico, sino la bien enunciada polémica de qué es lo estético. 

Una de las características del buen arte es su escasez, lo cual es un determinante estadístico. Si a todos los pintores antes de Van Gogh se les hubiera ocurrido pintar un jarrón con girasoles, los de él no fueran más que vulgares copias de un objeto sencillo y pedestre. Podríamos entonces determinar qué es lo artístico basados en los objetos que confluyen en dos círculos específicos.

El círculo de la escasez y el de lo estético. ¿Es arte entonces lo que posee un alto grado estético y es escaso? Duchamp y algunas tendencias del pasado siglo dicen que no. En primer lugar lo estético tiende a confundirse con el gusto generado por el objeto en sí y no por la idea que representa. En segundo, el arte conceptual puro guarda también su fuerza.

En 1993 Pierre Pinoncelli, un artista del performance se meo en el urinario expuesto en Nimes y en nada cambió el concepto. Trece años después entró al Centro Pumpidou de París, la golpeó con un martillo, agrietándola un poco, pero el concepto sigue igual.

Hoy muchos críticos quisieran desterrarla del museo, pero es difícil, para el hombre crecido decir que el rey está desnudo. Ni falta hace tampoco, pues el arte conceptual ha pasado de moda también: se habla de pos-arte conceptual. La Mona Lisa pintada por Duchamp, con barba y bigote, y a la que puso de título las siglas de la frase en francés: Ella tiene el culo caliente, ha dejado ya de impresionar. 

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