El diario de Antonio de Beatis

Alejandro Cernuda

El diario de Antonio de Beatis es uno de esos libros que ve pasar el tiempo sin que haya una traducción al español.

En mayo de 1517, el cardenal Luis de Aragón, uno de los más ricos de la curia italiana, comenzó un lento periplo a través de Alemania , Suiza, los Países Bajos y Francia, en vistas de reunirse con Carlos V. Un viaje de quince mil ducados, que no era poco. Fue acompañado en el viaje por Antonio de Beatis, fiel sancho de esta aventura que duró hasta enero de 1518. El cardenal don Luis delegó en su compañero la responsabilidad de llevar las memorias escritas del viaje.

Antonio de Beatis, su capellán y amanuense, fue Cervantes y Sancho al mismo tiempo. Día a día llevó un registro constante y entusiasta de las escenas sucedidas y nos legó en lo que hoy se sabe, uno de los documentos más vivos de la época. La gama de intereses de reflejada en el diario de este cronista es bastante amplia. Sus descripciones de personas, paisajes, pueblos, de regiones enteras y los personajes y costumbres de sus habitantes, de iglesias, palacios, reliquias y obras de arte ofrecen una de las impresiones más claras que se tienen de la calidad física de la vida en el noroeste de Europa en el Renacimiento.

A modo de ejemplo citamos su descripción de El Jardín de Las Delicias, del que bastante hablo en mi novela, obra de El Bosco, que nadie describió primero ni mejor que él: Hay algunas tablas con diversas bizarrías, donde se imitan mares, cielos, bosques y campos y muchas otras cosas, unos que salen de una concha marina, otros que defecan grullas, hombres y mujeres, blancos y negros en actos y maneras diferentes, pájaros, animales de todas clases y realizados con mucho naturalismo, cosas tan placenteras y fantásticas que en modo alguno se podrían describir a aquellos que no las hayan visto. La descripción está escrita en Bruselas, en el año 1517, un año antes de la muerte de El Bosco.

El diario de Antonio de Beatis y la Mona Lisa

El diario está abierto en la página correspondiente al 10 de octubre, día en que Antonio de Beatis describe la Mona Lisa. Lo hace con las siguientes palabras: Cierta dama de Florencia, retratada a instancias del magnífico Juliano de Medici.

Partamos de la hipótesis, aceptada hoy, de que Leonardo da Vinci y su taller, dieron a la luz varias versiones de la Mona Lisa. Vasari, en su libro Vida de los mejores arquitectos, pintores y escultores italianos, publicado en marzo de 1550 y es donde se acuña el término Renacimiento-. Pese a sus numerosos errores en fechas, la Vite… está considerado hoy el mejor documento para adentrarse en el estudio de una de las más grandes etapas del arte.

Según este libro, y también su segunda edición 18 años más tarde, La Mona Lisa en ese momento formaba parte de la colección de Francisco I. Un error clave en la pista de la obra, pues este rey había muerto en 1547. Hoy, los estudiosos han llegado a la conclusión de que el cuadro mencionado por Vasari y la Mona Lisa del Louvre son dos pinturas diferentes. Vasari deja bien claro en su obra que Leonardo da Vinci pintó la Mona Lisa, comisionado por Francisco Giocondo, esposo Lisa Gherardini, para muchos la modelo en el cuadro más famoso del mundo.

Diario de Antonio de Beatis

Página del diario de Antonio de Beatis

En el diario de Beatis, documento fundamental para cualquier evento relacionado con la Mona Lisa, el 10 de octubre de 1517, casi treinta años antes de que Vasari escribiera su libro, Leonardo le muestra el retrato al cardenal Luis de Aragón. Una cierta dama de Florencia, le dice que es, y la frase ha tirado de la imaginación de muchos que creen ver ocultamientos, intrigas, amores; pero lo cierto es que hay una razón más simple y probable. El cardenal no tenía por qué conocer el nombre de una dama de clase media, era sencillamente alguien anónimo para su invitado. Beatis agrega retratada a instancias del magnífico Juliano de Medici; sin embargo, la palabra a instancias es de difícil traducción en el marco y muchos creen ver en ella el apremio del mecenas para que Leonardo terminara un trabajo cualquiera, no relacionado con una petición directa de Juliano de Medicis.

Las cosas se complican más cuando al día siguiente de visitar a Leonardo da Vinci en Cloux, Francia, el cardenal Luis de Aragón y Antonio de Beatis contemplan otra obra del pintor. De ella dice el amanuense: También había un óleo donde se retrataba a cierta dama lombarda, bella de veras, pero en mi opinión menos que la Signora Gualanda  ¿Otro nombre de mujer relacionado con el cuadro de Da Vinci? No son pocos los que creen hoy que bajo el nombre de Mona Lisa o la Gioconda, tanto Vasari como Antonio de Beatis estaban refiriéndose a dos pinturas diferentes.

Sin Beatis no se sabría hoy de los órganos que se tocaban en las iglesias visitadas por el cardenal, no se habrían visto los tapices de Rafael que existieron en Bruselas o conocido la visita de ambos a Leonardo da Vinci en Francia. Según el autor del diario, Francisco I no esperaba nada del pintor italiano, quien estaba libre para interesarse en lo que así quisiera. Semejante honor era raramente concebido a un pintor de la corte en aquellos tiempos de ilustre vanidad…

Tal vez fue Antonio de Beatis quien por primera vez describió la Mona Lisa que vemos hoy en El Louvre, y sí es seguro que es el único testimonio de lo que Leonardo hacía en el exilio. Pero todavía se le debe más de conocer las tradiciones que acontecían por 1517. No es sólo el texto de un viajero curioso debe ver, sino que también la forma en que él pudo organizar sus impresiones. Existen cinco manuscritos del diario, cuatro de ellos de la mano del propio autor. El texto, originalmente escrito en latín y luego en italiano, publicado en la edición alemana de Ludwig Pastor en el año 1905, traducido al francés en 1913, publicado finalmente en inglés en el año 1979… tal vez ya le toca el turno al español.

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