Carta de Bienvenido Rumbaut. Se busca a Agustín Acosta

Alejandro Cernuda



El 12 de diciembre de 1972 Agustín Acosta Bello partió a los EEUU acompañado de su esposa Consuelo Díaz. A los 86 años de edad emigró de su país el Poeta Nacional, nombramiento que en 1955 otorgó el Congreso cubano al autor de la ¨La Zafra¨. Acosta recibió muchas distinciones más a lo largo de su vida. Disfrutó la amistad de muchos de sus contemporáneos, tanto en Cuba como en la emigración, aunque a escasos 15 años de aquella designación congresal, el llamarlo ¨Poeta Nacional¨ se convirtió en un acto de ¨valor¨, tal como le confesó en carta a su amigo Florentino Morales, en 1970, cuando al comentar un viaje realizado a La Habana escribió: ¨ Vinimos en un carro de la Universidad, acompañados por un joven profesor llamado Ángel Pérez Herrero, el cual, al presentarnos la noche de mi lectura, tuvo el valor de llamarme ¨Poeta Nacional [i] ¨.  

A Florentino Morales, su amigo cienfueguero, confió Acosta parte de su biblioteca y mucha de la correspondencia recibida a lo largo de su vida poco antes del partir hacia los Estados Unidos de América. Florentino intentó consumar, según manifestó en cartas a Acosta, el estudio de la vida y obra de su amigo, o al menos dejarlo todo recopilado y organizado para facilitar ese trabajo a investigadores posteriores. Muchas razones le impidieron lo primero, o al menos no se encontró entre sus papeles, pero lo segundo todavía es posible gracias a la entrega que hizo Florentino de su valioso archivo a la Biblioteca Provincial de Cienfuegos.  Una entrega que recuerda José Díaz Roque realizó tres o cuatro años antes de su muerte. ¨Florentino vino a verme. Estaba seguro de que en algún momento tendría que emigrar también, pero quería dejar su archivo aquí. Se le pagó, no cómo merecía por lo valioso del mismo, pero así se hizo. ¨

En su casa de Punta Gorda guardó Florentino la abundante papelería que Acosta le dio a cuidar, y de la cual sólo se deshizo muchos años después de la muerte del amigo. Gracias a ese celo es que podemos leer esta interesante carta de Bienvenido Rumbaut Yanes, quien era en 1953 el presidente del Ateneo de Cienfuegos, una institución que había hecho mucho para lograr que Acosta fuese nombrado Hijo Adoptivo Ilustre de Cienfuegos y Socio de Mérito del Liceo, en 1952.

Lectura recomendada:

Agustin Acosta y su esposa Consuelo

Agustin Acosta junto a su esposa.

El libro de Mirella Cabrera Galán es uno de los mejores documentos hoy para una aproximación a la vida y obra de Agustín Acosta

Rumbaut quien se había destacado en el mundo de las letras al dirigir el diario ¨El Comercio¨ y mantener una importante labor cultural era también un gran amigo de Acosta como revela esta epístola. La carta es un divertimento para Agustín y sus amigos. Compuesta por tres páginas, escritas a máquina y a un espacio de interlineado, en ella Bienvenido, ¨humilde y azoradamente¨, solicita ayuda de un imaginario ¨Juez de Instrucción¨ para que ¨se busque y aprese¨ a Agustín Acosta. Su lectura nos recuerda que haya sentimientos que son insuperables, y viajan desde nuestros antecesores hasta quienes vendrán: el sentido del humor, de la amistad, el placer por la poesía, la alegría por vivir. Si alguno lo duda, lea. 

[i] Biblioteca Provincial de Cienfuegos, Colección Manuscritos, Fondo Florentino Morales, CM1 (2), File 1970, Carta de Agustín Acosta a Florentino Morales, 28 de abril de 1970

Carta de Bienvenido Rumbaut

Noviembre 2, 1953 Sr. Juez de Instrucción del Distrito Poético de Playazul. Matanzas 

Intrépido Señor Juez: 

El que suscribe, Bienvenido Rumbaut y Yanes poeta simbolista sin residencia fija en este valle de lágrimas pero ocasional y agresivamente situado pro tempore en la masmorería de la Condesa lunática, equidistante y gluteoestereotipada Agueda Pía, cabe el litoral de la más fermosa Bahía de Jagua, a Ud. humilde y azoradamente expone: 

Primero: Que se ha escapado de su domicilio nupcial de Matanzas, ubicado en la demarcación de Ud. , el residente de unas casitas nacaradas que en su frontis ostenta el rótulo ligeramente incongruente y matancero de Playazul, y quien respondió en épocas remotas al apelativo un tanto telegrafístico y ferrocarrilero, de Agustín Acosta y Bello, llevado por las auras populares hasta el monte denominado PARNASO CRIOLLO, en donde en una noche clara, luminosa y tibia, se le entregó el título de Poeta Nacional y la credencial sopobarretera de Agustín de América.

Segundo: Que el mencionado poeta quien debe encontrarse en alguna de sus islas desoladas, padece de sonambulismo intenso y aunque no ofrece peligrosidad- porque ningún poeta bueno o malo es capaz de matar una hormiga- resulta sin embargo piadoso y humano devolverlo a su casita y entregarlo en los brazos de su adorada musaraña quien lo espera ansiosa para proporcionarle el consuelo de su amor enjundioso y de sus melodiosos cánticos de kindergaten, untados con armonías fosforescentes de canciones antiguas. 

Tercero: Al poeta en cuestión se le puede distinguir fácilmente por las señas personales siguientes: Es, como Epiménides, el cretence contemporáneo de Solón, esmirriado y flaco; con brazos y piernas desmesuradamente avarilladas; de rostro enjuto y cachetes bastante ensuflados hacia adentro; aflautado, languidecido, acañilloide, achiringado, catalejoide, prolongado, radial, amorcillado, languidescente, longuidastuense, fogosital, garzilomastuense, longitudinal, hiloquilometrado, lácteo, endrino, atripado, prolongoide, canijopentagramado, etc. etc. , es decir etceteratripamicrospentadorsal. Estamos... ? 

Es, además de ojos color indefinido, punzantes, agresivos, torturantes, humillantes, descalabrantes, preponderantes, insinuantes, alígeros, coruscantes, como si fueran dos lucecillas de cocuyo que irradiaran volterianamente en las más tenebrosas tinieblas epigástricas. Tiene la nariz cardenalicia, arteagaostoide, sobre la cual cabalga un par de espejuelos tencénicos baratos de a quince centavos; y como está funámbulo, abstraído y difuso, probablemente no use medias ni sus acostumbrados calzoncillos largos y hay que fijarse bien en su rictus pícaro, algo así como una ligera mueca mefistofélica y astrolabaria, cargada de ironías ultratumbanas y deseos evangélicos. 

Sufre de un achaque de adormilamiento súbito este poeta soñoliento que ha perdido totalmente la memoria, lo que es perfectamente explicable ante los constantes embates afectivos de que es objeto por parte de la más encantadora musa que ojos humanos hayan visto en el jamás de los jamases; pero además por sus vigilias y su persistencia reincidente en cada minuto en la libación de graduales jugos alimonados, lo que lo tienen como en el otro mundo y le ha dado por la manía de olvidar a sus mejores amigos, de no contestar sus cartas y desconocer totalmente los lugares donde estuvo y con quien estuvo, formándosele tal algarabía en la mente torturada que se halla hecho una verdadera entelequia kanteriana. 

Este achaque opioso que sufre este insigne prófugo errabundo, posiblemente puede tener también su origen en ciertas aguas floridanas que tomó recientemente; cuando las bebió se quedó semi-dormido, se aletargó, perdió la memoria, quedó alargadamente mariguanado, alaudanado, patidifuso, ausente de la vida real; y se cuenta que después de esas abluciones interiores comenzó con extraños balbuceos creyéndose un vencedor, pues le contaron los indios miamescos que de esa agua somnífera no había podido tomar un caballero andante a quien se conocía por el apelativo un poco trinitario de Ponce de León; quedando nuestro bardo en estado lastimero, abracadabrio, septentrional, insensible al ruego y convertido, en fin, en una especia de egipciaco amomiado, incongruente, metaloide, insomnificado, mentalmente maniatado, extraño, tímido, seco, lejano, inexpansivo, miedoso, intrascendente, en el vacuismo de una chiringa humana sin automatismo, si recuerdo, sin fé en los destinos de su país, deduciéndose fácilmente esto último, al no conmoverse cuando le nombraron mil veces a la figura timbrada y limpia del Coronel Carlos Mendieta, a quien confundió, en su desolación, con el Padre Mendiola.

Cuarto: Para que se le reconozca bien no hay más que observar de primer momento su aferrada manía de repetir constantemente en la cueva donde se encuentre, estos dos versos de uno de sus libros mejores (o peores), que dicen así ¨¨¿Dónde están tus Nínives y tus Babilonias? Esprime, oh poeta, tus anchas begonias¨ lo anterior como Ud. fácilmente comprenderá Sr. Juez de Instrucción , acusa un estado caótico mental y no es prudente dejar que un sonámbulo totalmente desmemoriado, permanezca en ese estado letárgico, sin que las autoridades, la policía, la Cruz Roja, los bomberos, los maestros, las auxiliares de kindergaten, los periodistas, los ateneístas, los masones, los odd´fellows, los liberales del Perico, los pericos de los palotes, los periquitos de Australia, los ¨pericos¨ inconfesables e impronunciables, los faroleros, los vendedores de libros antiguos, los pregoneros de caramelos y de chuin-gom e inclusive las Hijas de María son sus manes papales franciscanos y dominicanos, se acorruquen cómodamente en sus laberintos sociales y no acudan a despertar a este divino amnesiado que otrora fuera una decentísima persona y un poeta de primera categoría en las filas del ejército del Gran Señor y Mariscal Rubén Darío. 

POR TODO LO ANTERIOR: El que suscribe, transcribe y se apiada, ruega a Ud. con el fervor franciscano de todos los ruegos retumbantes, que inmediatamente haga un llamamiento en su comarca, en las comarcas aledañas y en las de toda la faz de la tierra, para que se busque y aprese sin misericordia, a esta oveja descarriada, ya que, por humanidad, poesía y literatura, es deber de todos realizar el hallazgo para cumplir de ese modo la moraleja cristiana que textualmente dice: ¨Es nuestro deber buscar y reclamar a los poetas perdidos, por la obligación que tenemos del amor cristiano hacia el prójimo, aunque este prójimo ande sonámbulo y perplejo a lomos de un camello distante. 

Cuando Ud., Sr. Juez escuche una voz muy débil repitiendo estos versos: ¨Yo conozco las ansias, el afán de Quijote; la verdad de Solón a la euforia DEL QUESO; el encanto postizo de las noches de luna. Ya yo estoy de regreso¨. Cuando Ud. escuche Sr. juez, esa locura, y observe desde lejos una figura esquelética e hirsuta, moviendo las manos con languidez de garza, ése, ése, ése, ése, es Agustín, el poeta que debe ser devuelto desde las tinieblas al seno de la madre tierra. 

Haga Ud. esa obra de caridad, dele ese consuelo a Consuelito Díaz de Acosta; al Ateneo de Matanzas; a sus amigos y a las muchedumbres que nos encontramos muy tristes; y después que lo encuentren y le den un cocimiento de tilo y un poco de jugo de limón, espétenle que el que suscribe se da exacta cuenta de que la noticia del derrumbe del local del Ateneo de Matanzas es una burda evasiva, pero que eso no hace el caso, porque al firmante le gusta dictar sus conferencias y recitar sus versos, en las fondas de chinos y en las bodegas trashumantes, en las cuales no hay problema, porque todo está derrumbado de antemano. 

Fragmento de carta de Bienvenido Rumbaut

Carta de Bienvenido Rumbaut a Agustín Acosta.

Por la Ley y en su nombre, queda de Ud. con todo los respetos debidos, suplicándole finalmente con lágrimas en los ojos, que libre a este desmemoriado de su inofensiva chifladura, muy respetuosa y poéticamente Bienvenido Rumbaut Yanes. Corresponsal de la CMQ 

OTRO SI: No lo busquen en las llanuras; más bien en las nubes; si no se halla en esos lugares solemnes que frecuenta, pesquísenlo entonces en una TIENDA DE CAMPAÑA en la que ha ¨colgado¨ todo género de minucias versarileras a la antigua usanza, como para darle un latigazo al comunista irreverente que ha confundido de modo lamentable los viejos nabos parnasianos con los diminutos frijoles de carita de los veloces y descacharrantes tiempos líricos y anti líricos que corremos.

OTRO NO: Este poeta anestesiado responde algunas veces a los nombres de ¨Tín¨ ¨Tingo¨, ¨Jaguey Grande¨, ¨Notario¨, ¨AGUSTI¨, ¨San Agustín¨, ¨Agustín de América¨, ¨Ingenio San Agustín, ¨Padre Agustino¨, ¨Agustinito¨ y todo lo que termine en ¨ino¨ o en ¨in¨. 

LO QUE ANTECEDE VALE CC: Para el Sr. jefe de la Policía de Matanzas. Para el Sr. jefe de la Policía de Jaguey Grande. Para el Sr. jefe de la Policía de Jaguey Chico. Para el Sr. presidente de la Cruz Roja Nacional. Para el Sr. Director General del Manicomio Nacional. Para el Sr. presidente de la Casa de los Poetas. Para el Sr. presidente de Francia en La Habana. Para el Sr. presidente del Liceo de Cienfuegos. Para el Dr. José A. Vidal Fleytes. Para el Sr. Florentino Morales y Hernández. Para el Sr. del Archivo Nacional. Para el propietario de la imprenta F. Verdugo, de Lamparilla 112, entre Cuba y San Ignacio-Teléfono A-7618.

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