No es difícil entrar en este pueblo y encontrarse con el slogan que acompaña a su nombre en los carteles. Lo leído reza así: Argamasilla de Alba, el lugar de La Mancha. En la frase se evidencia uno de los orgullos más defendidos y polémicos de la región, basada en la primera línea del Quijote: En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme. Varios pueblos se han disputado ser la patria chica del Caballero de la Triste Figura. En busca de las razones de Argamasilla de Alba para agenciarse el honor, nos adentramos en sus barrios. La tarde se llevaba la poca luz y el frío nos obligó a descuidar los nombres de las calles y los comercios.
Apurados por el clima, lejos aún del sitio escogido para pasar la noche y sin nadie a quien preguntar por la casa de Medrano, donde dice la tradición que estuvo preso Cervantes y nace la segunda ramificación de la historia. No sólo Argamasilla de Alba es la patria del Quijote sino el lugar donde Cervantes comenzó a escribir la novela. El manco de Lepanto; sin embargo, estuvo preso en varios lugares. Recordemos su cautiverio en Argel y luego, siete meses en Sevilla, en el año 1597, tal vez reincidió en la misma cárcel unos años más tarde. Algunos especialistas creen que el Quijote nació en aquella prisión andaluza.
Mural del Quijote en Argamasilla de Alba.
Entramos en la iglesia de San Juan Bautista, donde luego de ayudar a las esforzadas beatas a mover uno de los bancos, pudimos, gracias a ellas ver el cuadro exvoto de Don Rodrigo de Pacheco.
Este hombre, Don Rodrigo, otrora cacique de la villa, es una de las piezas claves de la teoría que sitúa a Argamasilla de Alba como el lugar de La Mancha de donde era originario el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Cuenta la historia y reza la antigua inscripción del cuadro en la iglesia que Apareció nuestra Señora (Virgen de la Caridad de Illescas) …a este caballero estando malo de una enfermedad gravísima desamparado de los médicos víspera de Mateo año MDCI encomendándose a esta Señora y prometiéndole una lámpara de plata llamándola día y noche de un gran dolor que tenía en el celebro de una gran frialdad que se le cuajó dentro
Don Rodrigo, como evidencia el texto anterior, sufrió alguna enfermedad mental relacionada con la locura, incluso tuvo una hermana de nombre Aldonza, como Dulcinea. Y puesto que se cree era necesaria la imagen de un loco real para trasunto del Quijote, nadie mejor en la Argamasilla de esa época que Don Rodrigo Pacheco. Más cuando una de las dos teorías sobre el encarcelamiento de Cervantes, por unos meses en la hoy conocida como casa Medrano, se debió o a un lio de faldas con la tal Aldonza, o bien a su propósito de recaudar impuestos allí, fuera de su jurisdicción. La celda en el pueblo del Quijote
No hay ningún documento que afirme la prisión de Cervantes en Argamasilla de Alba, aunque los especialistas concurren en que algo debió sufrir el manco de Lepanto entre los años 1600- 1603, periodo previo a la publicación del Quijote, del el que no hay mucha información sobre el autor. Como ya dije arriba, muchos especialistas creen que volvió a estar en la cárcel de Sevilla. No sé tampoco hasta qué punto esté documentada la tradición. Si existen documentos de la época que apunten a ser esta villa el lugar de la Mancha No hay dudas, sin embargo, que Cervantes la conocía bien, a juzgar por la mención que hace al fin de la primera parte de su novela de los académicos de Argamasilla, y además incluye varios poemas de ellos.
Tampoco el Quijote pasa por este pueblo, lo que implicaría un descarte como ha ocurrido con otros. En la novela, y en la polémica al respecto, si el Quijote y Sancho se van en dirección a algún pueblo y este no es mencionado como el misterioso lugar de la Mancha queda descartado inmediatamente. Son las reglas del juego que ha impuesto la lógica.
El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha se terminó de escribir en el año 1604. Un año más tarde se podían localizar ejemplares de cinco ediciones en América. Fue un hecho sin precedentes. En poco tiempo su autor vio traducida su novela al francés, italiano, inglés y alemán.
La otra prueba esgrimida por Argamasilla de Alba a favor de su teoría está basada en el falso Quijote de Avellaneda, y se refuerza hoy con la próxima reedición de este libro. Dado a la luz unos años después de la primera parte cervantina, el Quijote de Alonso Fernández de Avellaneda es un intento de aprovechar la fama eléctrica alcanzada por la primera parte. De hecho, parece haber sido así, a juzgar por la reacción de Cervantes. Nadie sabe quién se escondió detrás de este seudónimo. Avellaneda es un fantasma tan inagotable como el lugar de la Mancha. Hasta se ha llegado a pensar en Lope de Vega como sospechoso. Lo cierto es que este escritor apócrifo dice en su Segunda Parte que don Quijote es de Argamasilla de Alba. Lo dice en el mismo preámbulo del primer capítulo: De cómo don Quijote de la Mancha volvió a sus desvanecimientos de caballero andante, y de la venida a su lugar del Argamasilla ciertos caballeros granadinos
El sabio Alisolán, historiador no menos moderno que verdadero, dice que entre ciertos anales de la historia halló escrito en arábigo la tercera salida que hizo del lugar de Argamasilla el invicto hidalgo. El hecho de que Cervantes no haya desmentido tal evento, le parece a los pro Argamasilla una de las evidencias más fuertes. Aún más, aunque débil el argumento, la ubicación en este pueblo del lugar de la Mancha está basada en las opiniones vertidas por intelectuales como Azorín, Rubén Darío y más reciente Vargas Llosa, quien visitó en 2005 esta villa con motivo del IV Centenario del Quijote.
Al margen de la polémica o la importancia espiritual e incluso económica que pueda tener para este pueblo el sustento de su teoría, no hay dudas del tremendo trabajo realizado por sus especialistas en la conservación y exposición de la casa de Medrano. En ella me informé sin dificultad de los aspectos tratados, y salí convencido de sus razones. Pero mi camino me traería luego otra versión tan consistente como la escuchada allí sobre cuál podría ser el pueblo del Quijote.
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