Melodías de raza. La obra de teatro que no existió

Alejandro Cernuda


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Se sabe de la obra Melodías de Raza, que fue estrenada, o al menos así se anunció, en el año 1942 o el siguiente, en uno de los teatros de la calle del Paralelo, en Barcelona. Además, cuenta la fuente que como era una obra de tema patriótico, en plena época de la censura, tenía probabilidades de pasar sin los estorbos de dicho mecanismo estatal. La avenida del Paralelo se llama de tal forma por coincidir exactamente con la dirección de una de estas rayas en los mapas que los científicos llaman con ese nombre. Me niego a escribir el número, pero ya es de ahí de dónde le viene el nombre a dicha calle, que por casi un siglo parte del XIX y hasta los setentas del XX- se llenó te todo tipo de variedades circenses y teatrales: bares, music-halls, cafés, todo en doscientos metros de calle. Un Broadway, un Montmartre a menor escala pero con más despelote. Todavía se pueden ver algunos restos de aquellos años de gloria en el negocio del espectáculo.

Allí se puso en escena la obra, de la cual no sabemos el autor ni tampoco en cuál de los ocho o diez teatros con aforo suficiente se mostró una obra a tono con la época que vivía España en esos momentos. No olvidemos que Franco mismo, un año antes, se encargó, bajo el seudónimo de Jaime de Andrade, de presentar un argumento que se utilizó como base para el guion de la película Raza, que es sin dudas una de los mejores documentos para entender el ideario que manejó los hilos del poder tras la Guerra Civil. Como ya dijimos, estrenada en 1941 parida en el mismo año de Citizen Kane- no deja de tener cierta relación con la obra de teatro Melodías de raza, que se anunció una sola vez y nadie sabe por qué pasó inadvertida en la prensa local de la época.

La única mención que tenemos de la obra, la hace Camilo José Cela en su obra La Colmena, cuando el narrador afirma que el hijo de doña Matilde, Florentino del Mare Nostrum, ha conseguido trabajo en la obra de marras. Sin dar más datos como se puede esperar de una madre- doña Matilde expresa la buena disposición con que ve el éxito de su hijo, pero no por cuestiones artísticas sino por miedo. Sucede que ya dicho actor había tenido amargas experiencias trabajando en teatros de mala muerte en pueblos pequeños, donde por esa época las obras eran despedidas con broncas y piedras si no eran del agrado de la población. Según la propia opinión de Florentino, esta actitud se debía a un pueblo lleno de prejuicios añado yo que morales. 

Volvamos entonces al caso de la obra. ¿Qué pasó para que luego de su anuncio se borrara de la prensa cualquier crítica a ella y jamás se volviera a presentar? Se sabe que en 1937 se formó el Consejo Central de Teatro, presidido por José Renau y además con María Teresa León y Antonio Machado en la vicepresidencia. Este Consejo, luego del fin de la guerra, continuó siendo el principal censor en el mundo del Teatro, hasta que en 1975 se elimina la censura. Es probable que Melodías de Raza haya corrido, junto con Florentino la misma suerte que otras obras que tuvieron la corta vida y el escándalo de un día. Puede ser que esa obrilla fuera una de esas que emocionan al público y los hace salir con la idea de que han hecho la revolución por el único hecho de sonreír en la penumbra cuando los actores parodian algún mal de la dictadura.

Nota: Melodías de Raza es un título inventado por Cela dentro de La Colmena, una obra de ficción ficticia. Yo solo la he utilizado para aburrirlos un poco. Todo lo demás es cierto, pero a mí no me crean. La muerte de Antonio Machado, acaecida dos años después en Collioure, Francia, está velada por un encanto digno de su calidad de poeta. Muchas de las semblanzas que hay sobre su muerte no especifican con claridad las causas de su fallecimiento. Murió de pena, dicen, lo que no es menos cierto que su deficiencia respiratoria. Neumonía, gastritis, bronquitis, etcétera. Cuentan que sus últimas palabras fueron: Adiós, madre. La madre murió tres días después.

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