Memorias de Caunao. Libro de Félix Vázquez

Alejandro Cernuda

Carta escrita por Alejandro Cernuda a Félix Vázquez, a propósito de su libro Memorias de Caunao. Mi barrio o la inmensidad de un micromundo.

Querido Bibe:

Pensé, al terminar de leer su libro, en algunas culturas donde se sistematiza este tipo de vivencias. En ciertos países africanos se hallan personas que su trabajo consiste en hacer de la oralidad una especie de archivo. Son viejos hechiceros de aldea, capaces de recitar las genealogías y peripecias de los ancestros. Mientras leía su libro; sin embargo, noté que algo de nostalgia se transparentaba tras el propósito de dar una estampa simpática, y es que el tiempo no vuelve con sólo evocarlo. Estas páginas, querido Bibe, tienen otra importancia, aún soslayada en Cuba. 

Félix Vázquez, Memorias de Caunao

Portada del libro Memorias de Caunao.

Conforme hemos tratado de forzar nuestra historia en pos de una imagen gris de la vida antes del cincuenta y nueve. Hay en su libro mucha información hasta hoy de carácter temporal; es ese conocimiento no escrito, no dramatizado, de los tantos arquetipos que tuvimos y no están y mueren con cada viejo que ya no puede contar la misma historia: el billetero, la comadrona, el verdulero, los comandos, los bailes, los negociantes de caballo y hasta la pelota de manigua, etc. Es una larga lista la que recorre su libro, de gente con sus oficios, miserias, bondad y esperanzas. Con ese aire de historia oblicua, anacrónica, de los hechos confluidos por el poder de la anécdota. Por demás, creo que cada pueblo pequeño necesita un libro así, unas cuantas páginas donde afianzar el amor al terruño. Un vademecum presto a avivarse con las genealogías que me imagino urdirán los caunaoenses cuando tengan este libro en las manos; un catálogo de la historia que nadie cuenta y va muriendo con cada muerte.

Caunao debe agradecerle este gesto, aun cuando usted -estoy convencido- lo ha hecho con propósitos de completa entrega a su pueblo. En mi condición de cienfueguero, por demás hecho hombre en las calles sin pavimentar de un pueblo pequeño, le agradezco este gesto de su memoria y su bondad. Memorias de Caunao. Mi barrio o la inmensidad de un micromundo, quedará en eso, en mi memoria, gracias a usted. 

Un abrazo.

Bajo la luz del vitral
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