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Isabel Saavedra (1584-1652) fue la hija, natural y única, del Miguel de Cervantes. Su reconocimiento por la familia del Manco de Lepanto se intuye con más fuerza que cualquier confesión directa. Isabel nació como hija legítima del matrimonio entre el comerciante asturiano Alonso Rodríguez y la tabernera y actriz Ana Franca de Rojas, quien no por estar casada paso de entablar prácticas adúlteras y a escondidas con quien unos veinte años después publicaría la novela más importante de la lengua española. Hay muchos rumores sobre la hija del gran escritor, pese a que existen unos cincuenta documentos legales y otros testimonios de la época.
La niña fue bautizada como Isabel Rodríguez y tres meses más tarde Miguel de Cervantes se casó, con sospechosa celeridad, con Catalina Salazar, una joven que no alcanzaba los veinte años. Los padres oficiales de Isabel Saavedra no vivieron mucho. El 11 de agosto de 1599, Magdalena, una de las hermanas Cervantes contrata los servicios de Isabel, comprometiéndose a mantenerla y educarla por el plazo de dos años, a cambio de ciertos servicios domésticos que la niña nunca acometió. Es en ese momento cuando por primera vez se cita en folios a Isabel con el apellido Saavedra y se la menciona como descendiente de Juan de Cervantes, abuelo del escritor.
El 9 de agosto de 1599, a los quince años, Isabel de Saavedra se persona en la alcaldía de Madrid, en compañía de su hermana Ana Franca, con la intención de cobrar la herencia dejada por sus padres. Francisco Arias Maldonado, en aquel entonces alcalde, no les permite cobrar, en tanto ambas jóvenes eran menores de edad. Sólo el 17 de noviembre de 1608, ya como Isabel de Cervantes, concede un poder a su tía Magdalena para cobrar la herencia.
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Hace un tiempo, en nuestro periplo por La Mancha visitamos Argamasilla de Alba, El lugar de la Mancha. Ponemos a vuestra consideración varios aspectos de la vida del famoso escritor en aquellas tierras.
El autor de El Quijote nació en Alcalá de Henares. Sus padres: el médico sordo Rodrigo Cervantes y doña Leonor de Cortinas[i]. En ese momento y casualmente hasta los tiempos de su relación con Ana Franca, el apellido de Saavedra no estuvo documentado en la vida de Don Miguel. Luego de su cautiverio, el Príncipe de las letras escribe dos obras donde zendos personajes llevan este apellido: El trato de Argel puesta en escena que coincidió en año con el nacimiento de Isabel- y El gallardo español. Vuelve a utilizarlo años después, cuando ya usaba este apellido, en La historia del cautivo, texto incluido en El Quijote. Es posible que en la elección del segundo nombre haya influido Gonzalo Cervantes y Saavedra [ii], poeta cordobés emparentado con don Miguel y a quien conoció personalmente en el tiempo de la batalla de Lepanto.
Lo que sí es cierto es la capacidad de nuestro gran escritor para nombrar a sus personajes. Cada nombre elegido en El Quijote trae en sí, aun con mesura, la definición de su dueño, más allá de una simple etiqueta. Con el tiempo la única hija de Cervantes resultó padecer de cierto arribismo, con el cual consiguió, luego de enviudar, ser acomodada por su amante Juan de Urbina, en una casa en la calle Montera.
Unos años después esta casa sería la causa del distanciamiento entre padre e hija. Isabel Saavedra a partir de su segundo matrimonio, el 8 de septiembre de 1608 y en el que ejercieron de padrinos su propio padre y la esposa de éste, comenzó a ser plenamente reconocida como hija del conocido escritor y pasó a llamarse Isabel de Cervantes.
Si bien hay algo de información sobre la experiencia extramarital de Cervantes y el resultado de tener una hija natural, los comentarios sobre su otro supuesto hijo: Promontorio, sólo se deben a su propia pluma en el poema Viaje del parnaso (1614), donde aparece un mínimo diálogo con un joven de ese mismo nombre, quien lo llama padre y a continuación el autor del Quijote afirma: Quedó con esto la verdad en punto. De acuerdo con el poema Promontorio era soldado y vivía en Nápoles. Pese a todo el famoso cervantista Jean Canavaggio afirma que el segundo hijo del escritor no es más que un mito.
La parte femenina de la familia Cervantes solía estar en boca de todos los vecinos de la época. Conocidas sus hermanas como las Cervantas, eran famosas por las numerosas visitas de “amigos” y los sospechosos regalos que estos hacían. Si bien este espíritu femenino se refleja muy bien en la obra del autor del Quijote y en mucha literatura de la época, la sociedad española nunca ha sido desinhibida al respecto. Isabel Saavedra no fue la excepción de la familia.
En 1607 tuvo una hija con Diego Sánz del Águila, pero el cotilleo no ha dejado de repetir que su verdadero padre fue el capitán Juan de Urbina. Esta hija murió en 1610, cortando así para siempre la estirpe del escritor del Quijote. Se sabe que antes de esto, a los 21 años ya vivía en amancebamiento con Simón Méndez, de quien recibía muchos regalos, entre ellos un faldellín que según afirmó Isabel de Ayala, una vecina, había costado más de doscientos ducados.
Se saben las palabras de esta mujer porque son partes de la declaración hecha a la policía a propósito de las heridas que sufrió el caballero de Santiago Gaspar de Ezpeleta en una pelea que se originó frente a la casa de la familia Cervantes, en Valladolid, la noche del 27 de junio de 1627. La policía cargó con toda la familia del Manco de Lepanto y gracias a sus declaraciones podemos saber que vivían en la casa sus hermanas Andrea y Magdalena, su hija Isabel de Saavedra y su sobrina Constanza. Miguel es acusado por no querer delatar al otro participante del duelo -tampoco lo hizo Gaspar de Ezpeleta, quien murió dos días después-. Andrea defiende a su hermano “Es un hombre que escribe y tiene amigos”. Pero la beata Isabel de Ayala carca contra las mujeres a quien llama las cervantas y en especial contra su tocaya, a quien acusa de recibir visitas de hombres de noche y de día. Se ha especulado que Isabel de Saavedra también tuvo algún tipo de relación con el caballero Gaspar de Ezpeleta…
También hubo conflictos en su segundo matrimonio y se sabe que hubo conflictos entre Luis de Molina, su segundo esposo y el capitán Juan de Urbina.
Se sabe que la hija del autor del Quijote tenía dinero y que lo prestaba, sin que los estudiosos hayan podido determinar la fuente de esta pequeña fortuna. Un documento afirma que el 14 de julio de 1648 dio en arrendamiento una casa de su propiedad en la calle San Luis. Otros textos, entre ellos sus dos testamentos, prueban cierto tejemaneje de préstamos y donaciones. Al parecer, mientras Don Miguel de Cervantes extendía su dominio y mandato sobre las letras universales, su hija natural hacía lo propio en el barrio.
Plaza de Madrid. Representación de las fiestas en tiempos de Cervantes.
[i] Esta mujer realizó una obra al punto casi imposible para la época, con tal de rescatar a sus dos hijos (Rodrigo y Miguel) del cautiverio a que estaban sometidos en Argel. No hubo puerta que no tocara, por grande y pequeña, para reunir el monto necesario para pagar el rescate exigido. Por años reunió el dinero que, sin dudas, compró parte de la suerte que hoy tenemos de tener con nosotros El Quijote.
[ii] Murió a causa de un naufragio cerca de La Habana.
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