Rebelión en la granja y 1984. La novelas de Orwell

Alejandro Cernuda



1984 corre oscura y lentamente, como fluye un líquido viscoso, hecha de conjetura y amor. Rebelión en la granja salta y grita como un cerdo engalanado para la feria. Se huele en ella el heno y el estiércol. En la novela 1984 George Orwell aventura profecías nunca cumplidas. Rebelión en la Granja es la visión histórica mejor contada que existe de esa consecuencia llamada Stalin y es, además, un certero encuentro con el futuro donde se resuelve, casi como él lo cuenta, el instante último de la Unión Soviética y las cosas que el autor no podía saber…

La diferencia fundamental entre ambas novelas no está en el argumento. 1984 es una obra seria, Rebelión en la Granja es carnavalesca. Sea esa diversidad entonces, uno de los grandes méritos de Orwell, más cuando su obra periodística puede considerarse mejor que su literatura.

El mismo Orwell, pese a ser un defensor acérrimo de ella, le pone cláusulas a la democracia. Parece entender a veces que la libertad de expresión no debe ser negada y sin embargo, hay que tomar con tacto textos que en un momento determinado afecten la seguridad nacional o las relaciones estratégicas.

Desde la Areopagítica de John Milton hasta el presente la literatura inglesa ha estado surcada por la polémica de las libertades. Swift, Orwell, Milton, Shakespeare, Marlowe, Dickens. El mismo T. S. Eliot. Eso hace hoy más fuera de lugar el rechazo de cuatro editoriales, entre ellas Faber & Faber –donde disponía Eliot- de Rebelión en la Granja.

Está claro, sin embargo, que el mismo T. S. Eliot sabía que al rechazar esa pequeña parodia dejaba a un lado una obra trascendente a cambio de su propia visión –o responsabilidad- ante los hechos puntuales de la historia. Rebelión en la Granja es un libro abierto contra Stalin, quien en ese momento era aliado de Inglaterra en la lucha para derrocar el fascismo.

Sin que la sangre llegara al río, un año después de estos rechazos se publicó la Rebelión en la Granja. Esas primeras ediciones, sin embargo, salieron sin un supuesto prólogo que Orwell había escrito. Son esas ocho páginas que hoy encontramos en modernas ediciones de la mejor de sus novelas, la respuesta más estricta a la carta que presentamos a continuación y a la vez una muestra del ideario sobre el modernísimo tema de la libertad de expresión.

  

Rebelión en la Granja.

Rebelión en la granja. George Orwell

Carta de T. S. Eliot a George Orwell

Querido Orwell

Sé que esperabas una rápida decisión acerca de La Granja Animal; pero se necesita al menos la opinión de dos directores y eso no se puede hacer en una semana. Así, para acelerar el proceso debí haberle pedido al presidente que le echara una ojeada; sin embargo, el otro director y yo coincidimos en los puntos más importantes. Estamos de acuerdo en la distinción de la obra y en el hábil manejo de la fábula, en cómo se maneja el interés en un mismo plano. Es algo que pocos autores han logrado desde Gulliver.

Por otro lado no estamos convencidos (creo que no lo estuvieran los demás consejeros) que sea el punto de vista correcto para criticar la situación política actual. Es, ciertamente, el trabajo de cualquier editorial que pretende algo más que un interés monetario, publicar libros que vayan contra la corriente moderna, pero se necesita al menos que uno de los miembros esté convencido de que el libro contiene las cosas que deben ser dichas en este momento. No veo razón de prudencia que impida publicar este libro, si está de acuerdo con lo que representa.

Ahora, creo en mi propia insatisfacción con este apólogo y con su efecto negativo. Debo expresar alguna simpatía con lo que el autor quiere y también con sus objeciones: pero el punto de vista que considero generalmente trotskista, no es convincente. Creo que usted ha dividido su voto sin tomar una compensación a cambio, entre los que critican a Rusia desde el punto de vista del comunismo más puro y aquellos que temen hoy por el futuro de las pequeñas naciones. Después de todo, sus cerdos son más inteligentes que los demás animales, y por tanto, los más cualificados para dirigir la granja –de hecho no puede existir la granja sin ellos. Así que eso era lo necesario (alguien podría argumentar) no más comunismo sino que más espíritu porcino.

Estoy apenado respecto a nuestra decisión porque quien publique este libro, naturalmente, publicará su trabajo futuro, el cual respeto mucho debido a esa integridad fundamental en su literatura.

Miss Sheldon le enviará su manuscrito en un sobre aparte.

Sinceramente suyo:

T.S. Eliot

1984, la novela y la política

George Orwell publicó este libro hace un tiempo (junio de 1949) y aún no se deja de hablar de él, no por sus aspectos literarios, lo cual es una virtud de la buena literatura: esa de irse más allá de sí misma. No es una novela política, como se ha querido significar, pues ningún buen libro debes ser encasillado en otro aspecto menos amplio que no sea su humanidad.

La belleza de la prosa de Orwell es suficiente para saltar cualquier barrera que aún pone ante él las convicciones políticas. Aún recuerdo a la francesita que una vez me habló del libro y un par de años más tarde volví a encontrar en La Habana, en una de las coincidencias más espectaculares que me han sucedido. Me bajé de un autobús y me di de bruces con ella. No nos habíamos vuelto a ver desde que me pidió una noche cerrada, en la escalinata de la Universidad, que la enamorara de una manera convincente para no largarse de la isla con una mala opinión de los cubanos.

1984 George Orwell

Portada de la novela 1984. George Orwell

Éramos jóvenes y ambos esperábamos encontrar en el otro un estereotipo que no cumplíamos. Luego de disculparme con aquella extranjera, sobre la que me había abalanzado al bajar del autobús, la seguí, pues no podía ser otra. Fue a las puertas del hotel Habana Libre donde me decidí a preguntarle. Era ella y aunque ya no quería ser enamorada se alegró de verme. Había viajado dos veces a La Habana y en ambos viajes, con la esperanza de volverme a encontrar, vino con un ejemplar de 1984 y una cinta de canciones de un grupo de rock francés. Así, a este autor, lo mal leí en inglés por primera ocasión.

Tener un libro de Orwell, en la Cuba de aquellos años, muy cercanos a 1984, sin dudas era un peligro del cual no fui consciente hasta que alguien censuró la novela y la tildó de fascista. Yo la defendí como pude y no he parado de hacerlo. George Orwell fue uno de los escritores más revolucionarios del siglo XX y tanto valen sus artículos como sus novelas.

Enamorarse de Ana
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