Los restos de Quevedo y Villanueva de los Infantes

Alejandro Cernuda


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Vencida de la edad sentí mi espada y no hallé cosa en que poner los ojos que no fuese recuerdo de la muerte.

Francisco de Quevedo

Estamos de espaldas al bar La puerta del Sol, que está al final de la calle Cervantes.  Frente a nosotros y sólo a esa hora se burla, se resiste, la estatua de Quevedo. Se resiste a ser debidamente fotografiada. El sol la protege. El convento de Santo Domingo, donde se dice que murió, a nuestra derecha, permanece cerrado. De repente llueve, hace frío. El bar. Dos cafés solos, por favor. El piso está lleno de billetes de lotería a medio rasgar. En el momento que entramos se alzó la voz de los dos jóvenes que accionaban las máquinas de juego y se dejó escuchar el sonido metálico del dinero. ¿Una bienvenida?

Escultura de Francisco Quevedo.

Escultura en hierro de Francisco de Quevedo. Bar en Villanueva de los Infantes. Aparece con sus famosas gafas y la cruz de la Orden de Santiago.

El gato siamés, amenazante, se escurre con un roce entre nosotros hasta las manos del dueño. Un viejo que nos mira con la misma sospecha que su compañero de cuatro patas. Esto es mío, dice y aleja de nosotros su copa y su pastel. Los carteles avisan que se vende leña de encina, la mejor para el invierno-, hielo y cachorros de pastor alemán. Los parroquianos nos miran con recelo en este bar al fin de la calle Mayor de Villanueva de los Infantes.

Este pueblo es uno de los sitios que lucha con más ahínco el altísimo grado de ser El lugar de la Mancha. Estima que le discute al Pueblo del Quijote, entre otros. Como si ya no le bastara coincidir allí con los restos de Quevedo, hay en su plaza mayor, como se ve en la foto, una bella escultura del Ingenioso Hidalgo y su fiel escudero. Además de la arquitectura típica manchega, un buen vino y migas

Amados parroquianos, vengo a conocer la tumba del sonetista, debí expresar, busco los restos del escritor de la Vida del Buscón, del biógrafo de Santo Tomás de Villanueva. ¿Dónde está la tumba de Quevedo, donde la celda en la que murió? ¿Dónde los pocos huesos que hay del misógino, del fumador empedernido, del señor de la torre de Juan Abad, caballero de Santiago, don Francisco de Quebebo, como alguien osó llamarle? ¿Está abierta la celda? Digo al fin y señalo al convento.

Cartel en memoria de Quevedo

Recordatorio del enterramiento de Quevedo en Villanueva de los Infantes. La Mancha. España.

Cerrada, dice un parroquiano. La camarera nos mira. El viejo suelta el gato que vuelve a nuestros pies. Yo saqué los huesos, dice y pone sus manos a unos quince centímetros de distancia para demostrarnos el tamaño de lo que queda del poeta. Un par de huesos dice. En el convento hay muchos restos de gente muerta, dice el parroquiano sin afeitar que antes nos había dicho que estaba cerrado. Son huesos de niño, dice la camarera. Qué va a haber, dice el viejo, los recogimos todos. Hay, yo bajé a las catacumbas, dice otro. Son huesos del paritorio de las monjas o ¿qué creéis? A una la mandaban a ser monja en ese tiempo, y hay que parir, ¿no? Son huesos de niños abandonados en el convento.

¿Dónde están los huesos de Quevedo? le pregunto al viejo, pero ellos no se ponen de acuerdo. En esta capilla que perteneció a la antigua familia de los Bustos, fueron enterrados y reposaron durante siglo y medio los restos de Don Francisco de Quevedo y Villegas, caballero del hábito de Santiago y señor de la Torre de Juan Abad. Teólogo, estadista, satírico, poeta y novelista. Grande en todo, baste a su encomio la gloria de su nombre

Buscando los restos de Quevedo. Volvimos a subir la calle Mayor, esta vez con más cuidado para encontrar la oficina de turismo y la casa del caballero de Verde Gabán, mencionado en el Quijote. No se permite la entrada, es una vivienda particular y si la puerta no está abierta es que el viejo no recibe turistas en ese momento. Seguimos hasta la iglesia de San Andrés, donde a dos días de la muerte de Quevedo se irrespetó su voluntad de reposar en el convento. ¿Dónde se ha visto que señor tan principal no descanse en la iglesia más importante?

Recomendamos leer el artículo Adónde van los muertos ilustres. Donde se trata de diversos enterramientos de famosos en Madrid.

Llueve a cántaros, pero hay soportales en la Plaza Mayor. En San Andrés, bajo una cripta reposan los huesos del señor de Torre de Juan Abad, pueblo cercano y señorío donde vivió desterrado Quevedo por sus malas prácticas de la escritura y otras razones. ¿O es que se le puede decir coja a la reina coja? La catedral de San Andrés está en reparaciones, pero la capilla se puede visitar. La poca luz basta para advertir que, si se quiere ver más, basta con echar unas monedas por la ranura y entonces el espacio se abrillantará.   Allí hay bien profundo un par de huesos del escritor de La Vida del Buscón, del enemigo de Góngora y a bien con Cervantes y Lope de Vega.

En Villanueva de los Infantes, pueblo renacentista con una de las tres plazas Mayor más hermosa de la Mancha, con santo patrón propio, con leña de encina y atravesado por dos mitologías, la de Quevedo y la del Quijote.

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