Bukowski y Hemingway, una apología

Alejandro Cernuda

Entre escritores modernos no hay otra relación más evidente de amor y odio, de padre e hijo, que la representada entre Bukowski y Hemingway a partir de lo escrito por el primero. Es probable que el autor de Adiós a las Armas no haya sido su principal padre literario, pero Bukowski lo trató siempre con aspereza, como se trata en la adultez a un padre que ha sido cruel. La relación de este hijo con sus otros progenitores también puede ser considerada de una manera particular.

Mientras otros autores tratan de evadir sus influencias, Charles Bukowski las reconoció con limpieza -también lo hizo el otro en la famosa entrevista con George Plimptom-, aunque hablar de influencias es siempre complicado y ni uno mismo puede saber a quién le debe. Antes de seguir con este asunto de Hemingway, he puesto aquí algunos ejemplos de escritores reconocibles en la literatura de Charlie.

Autores influyentes en Charles Bukowski

Fedor Dostoievski y claro que su novela Memorias del Subsuelo. Son curiosas las consecuencias de este trabajo menos conocido de Dostoievski si se compara con Los hermanos Karamazov, Crimen y Castigo, etc; y sin embargo su paternidad compartida sobre el arte existencial que vino después.

Fotografía de Bukowsky bebiendo

El escritor norteamericano Charles Bukowski

Louis-Ferdinand Céline. Se podría hablar mucho de las conexiones entre la novela de Céline, Viaje al final de la noche y la última apuesta narrativa de Bukowski: Pulp. Henry Miller. Todavía sigue haciendo de las suyas este escritor, e hizo sobre nuestro protagonista de hoy mientras ambos sentían profunda admiración por Céline.

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Knut Hamsun, premio Nobel en 1920. No es justamente recordado hoy, pero su novela Hambre, escrita en 1890, está llena de inquietante humor negro. Cuenta la historia de un escritor que prefirió morir de hambre antes de trabajar. Tuvo gran influencia entre los escritores jóvenes, ejemplo: Franz Kafka, Stefan Zweig, Hemingway (afirmó en una ocasión que Knut Hamsun lo había enseñado a escribir), Henry Miller, Herman Hesse y Bukowski (quien lo consideraba el escritor más grande que haya existido jamás). Su apoyo al fascismo deterioró la fama de su obra. Los últimos años de su vida fueron una lucha constante, atendible, contra quienes lo consideraban un enfermo mental.

John Fante y su libro Pregúntale al polvo. Ambos autores se conocieron. Novela ambientada en Los Ángeles durante la época de la Gran Depresión. El autor también fue un gran admirador de Hamsun. Se pueden encontrar algunas similitudes entre sus trabajos. Descargar Pregúntale al polvo . También hemos escrito un artículo sobre John Fante.

George Orwell. En los tiempos modernos no necesita presentación. Tienen gran importancia para el periodismo moderno sus textos de la Guerra Civil Española. Hemos escrito un ensayo sobre las novelas de George Orwell.

Carson MacCullers. El corazón es un cazador solitario.

Otros imperios en la obra de Bukowski

Está considerado entre los mejores escritores de Estados Unidos. Su obra representa y encaja con una generación que se ha mantenido pujante desde aquellos tiempos de la posguerra; sin embargo, que hoy lo conozcamos se lo tenemos que agradecer no sólo a su talento, también a su persistencia.

Tenía veinticuatro años cuando publicó su primer cuento, luego otro a los veintiséis y a partir de ahí vinieron de carretilla veinticinco años dando de narices contra las puertas que se le cerraron. Veinticinco años, de los cuales pasó diez bien mojado en alcohol y sin escribir una línea. Su disciplina de trabajo era increíble cuando se piensa en él a través de sus personajes o en el alcohol que asegura haber bebido.

Lo cierto es que dedicó mucho tiempo de su vida a leer y escribía con una regularidad militar. Su obra es bastante extensa y aún no está publicada completa. Por eso y como su discurso no se sale a otras dimensiones que no sean las de su generación, cuando se habla de influencias en su caso, no se puede desdeñar la terrible importancia del día a día, el alcoholismo, sus relaciones con las mujeres, la decadencia y nunca caída de Estados Unidos, etc.

Un caso interesante resulta del propósito a reflejar la pobreza económica de sus personajes; sin embargo, Bukowski, antes de convertirse en el famoso autor, no se puede decir que encajara en este arquetipo. Había recibido una herencia de su padre, tenía una cuenta de ahorros -¿Imaginan a Bukowski con una cuenta de ahorros? Pues así era- y trabajo fijo por bastante tiempo en la oficina de correos. Ya dije que en estos temas nunca se sabe.

Se condujo la mayor parte de su vida por un camino apolítico y nihilista, pese a que el final estuvo matizado por el budismo, en el que pareció interesarse en una etapa tardía, aun su funeral fue oficiado por tres monjes budistas que cantaron en lengua desconocida mientras el cadáver se iba al otro mundo, vestido de una manera informal y con un puñado de bolígrafos en el bolsillo

Monjes budistas y Bukowski

Monjes budistas en el funeral de Charles Bukowski

Bukowski y Hemingway

En su último día Hemingway saludó con la mano a unos chicos que iban a la escuela, ellos le devolvieron el saludo, y no llegó a tocar el zumo de naranja que tenía delante de sí; luego se metió el arma en la boca como una pajita y tocó el gatillo y uno de los pocos inmortales de América se convirtió en sangre y sesos por las paredes y el techo, y entonces todos sonrieron, sonrieron y dijeron: ¡ah, vaya maricón! ¡ah, vaya cobarde! sí, se aprovechó de McAlmond se aprovechó de todo el mundo y no trató bien a Fitzgerald y escribía de pie y una vez estuvo en un manicomio, y Gertie Stein, esa maldita bollera igual sí le enseñó a escribir. Pero ¿quién le convenció de que era hora de morir? Vosotros sucios cabrones

BUKOWSKI, Charles, La gente parecen flores al fin. Colección Visor de Poesía, 2009

El de arriba es solo un ejemplo. Charlie se refirió varias veces en su obra al autor de El viejo y el mar (Clase, Hemingway nunca hizo esto, etc). Más que una crítica el fragmento citado parece una apología, y en realidad así se puede considerar, siempre en esa línea intermedia. Era la relación unívoca de amor-odio, a la que se unían las diferencias y semejanzas entre ambos. Uno es más conocido como novelista y el otro como poeta y quienes saben de esa materia sitúan al hijo como un escritor romántico y al otro modernista.

Una cosa es cierta, ambos se encuentran entre los diez escritores más aficionados a la bebida. Comparten la peculiaridad de haber sido populares entre el público femenino y hoy ser carne de cañón para los movimientos feministas; escribieron sobre el deporte, su tiempo, la guerra; el uno es menos explícito que el otro.

Padre e hijo nunca se conocieron. Su relación puede explicarse como el caso de un complejo de Edipo, para quienes crean en eso. Pese a los esfuerzos del hijo Bukowski por superar al padre Hemingway tuvieron un problema insalvable para él. Papá era capaz de enfocar el discurso desde un punto de vista más variado y el hijo sólo hablaba desde su generación, que por otra parte, nadie ha descrito mejor. Ningún autor en lengua inglesa es más fácil de leer que Charlie, aun en las traducciones de su poesía se puede apreciar la simplicidad del lenguaje. Mientras que Hemingway hizo caminos que otros pueden transitar, Bukowski abrió el suyo propio y fue cerrándolo a la vez que avanzaba. Los que han tratado de escribir como él lo saben. Siempre se encuentran ese obstáculo de alguien que les dice: Te pareces a…

Otros hablaron mal de Hemingway:

El hombre que ha empezado a vivir más seriamente por dentro comienza a vivir más sencillamente por fuera. Hemingway.

Hablar mal del prójimo. eso suena a pecado bíblico y como tal resulta en un atractivo bocadillo. Muchos escritores que respeto a veces se han comportado como viejecitas chismosas, como este par que mencionamos hoy; y entre los que no respeto, lo escucho a montones: gente herida por lo que quizá termine siendo una virtud en el arte: la inmodestia, la vanidad.

Ernest Hemingway en La Habana.

Ernest Hemingway y su esposa en la finca de San Francisco de Paula, en La Habana.

La literatura es algo que uno aprende con el tiempo a disfrutar en silencio, y con el tiempo también se hace insoportable no hablar de ella, y por extensión de los escritores. Hablar mal también es una manera de reconocer y reconocerse a sí mismo. Los tiempos exigen una opinión de todo, es imposible no tenerla y en muchos casos no expresarla, acerca de la competencia.

Hablamos algo más de Hemingway en el artículo Apócrifos de La Habana.

En última instancia, difamar es un facilismo puesto que la gente no quiere escuchar apologías. De Ernest Hemingway se habla mal por cuestiones ajenas a la literatura: los toros, la caza, el alcoholismo, el suicidio, su prematuro apoyo a la revolución cubana, etc. Hoy resulta difícil para muchos escritores reconocer lo que han aprendido de él, aunque traten de imitarlo.

William Faulkner: Nunca fue conocido por usar una palabra que mandara a sus lectores al diccionario.

Vladimir Nabokov: Acerca de Hemingway. Lo leí por primera vez a principio de los cuarenta. Algo sobre campanas, balas y toros… musical en inglés: bells, balls, bulls y lo aborrecí.

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